En 1939, un grupo pequeño de ciudadanos locales apasionados vio la necesidad de conservar el hermoso entorno desértico. Una de estas personas fue el botánico sueco Gustaf Starck, quien encontró residentes con ideas afines colocando un letrero que decía «Salvemos el desierto».
Con el apoyo de personas influyentes de la época como Gertrude Divine Webster, la presencia del Jardín creció. Casi ocho décadas después, gracias al liderazgo y las inversiones de muchas personas, Desert Botanical Garden pasó de ser un sueño a convertirse en un museo con una impresionante colección de plantas vivas.
Cronología DEL JARDÍN
Ve cómo el Jardín ha crecido año tras año hasta convertirse en una gran atracción y en pionero de la conservación del desierto.